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El Correo en Isla de los Estados

por Humberto Brumatti 

mailto:fati@satlink.com

"A medida que nuestra nave penetra en las aguas del estrecho, va
proyectándose hacia  Levante más gigantesca y terrible la silueta de la Isla de los Estados. Envuelta casi siempre en densos vapores que invaden las
gargantas de los montes y cubren en jirones las cumbres, presenta en sí algo inmaterial y misterioso, que semeja a una visión terrificante de un
mundo sobrenatural.

"La isla no es más que un amontonamiento de rocas y de montañas cortadas a pique.....Parece una fortaleza gigantesca e inexpunable contra
la cual combaten  inútilmente desde hace siglos el furor de las olas y las
iras de los vientos".

(Alberto M. Agostini. Mis viajes a la Tierra del Fuego. Milán 1929 )

 
 
ANTECEDENTES HISTÓRICOS

      Situada al Este de la isla Grande de Tierra del Fuego, la isla de los Estados, incluyendo los islotes adyacentes, tiene una superficie aproximada de 530 kms2; unos 65 kms. de largo, siendo variable su ancho, que oscila entre los 550 metros y los 16 kms, debido a las costas muy irregulares que contienen profundos fiordos.  Los montes más altos alcanzan 700 y 800 metros, estando sus laderas y los pequeños valles que los separan, cubiertas de pantanos, musgos, bosques de colihues, canelos y maitenes, además de otras especies vegetales. Entre la fauna, sobresalen por la cantidad las aves, siendo escasos los mamíferos marinos debido a la depredación que sufrieron en el pasado y los llevó al borde de la extinción. El clima es marítimo, con nieve, nubes constantes sobre sus elevaciones y casi diarias lluvias y lloviznas.

     Investigaciones realizadas por Anne Chapman han determinado la presencia de indígenas fueguinos en esta isla, con una antigüedad estimada entre 1500 y 2300 años, quienes en sus tradiciones orales la mencionaban o recordaban con diversos nombres: Jaius o Jaiwesen (nombre de una jóven, que según la leyenda, se  transformó en la isla) los aush, Chuainisin (Tierra de la abundancia) los yámanas, y  Kéoin Harri (La Cordillera del Diente)  o Keoin Hurr (La Cordillera de la Raíz) los sélk´nam (también llamados onas)

      El 24 de enero de 1616 el armador holandés Jacobo Le Maire, con su velero Eendracht (Concordia)avistó el extremo occidental de la isla, a la cual el día siguiente procedió a bautizar Statenlant (Tierra de los Estados), y desde entonces quedó recogida en la cartografía y literatura marina.

     Diversas expediciones de conquista, conocimiento y estudio, o simplemente aventureros, pasaron por sus aguas; algunos la reconocieron más o menos bien, e incluso asignaron nombres a su geografía.

Luis Vernet, quién fue nombrado el 10 de junio de 1829 Comandante Político y Militar de las islas Malvinas, Tierra del Fuego y adyacentes, con un permiso previo obtenido del gobierno bonaerense, había comenzado sus actividades comerciales en la isla Soledad, que paulatinamente extendió en la zona, llegando a la isla de los Estados.
 
     El historiador Belza, refiriéndose al caso, dice : "Debo afirmar que Vernet la exploró detenidamente en 1826, que en 1828 estableció la más antigua lobería en Puerto Hopner y un precario aserradero en la costa sur; en 1829 levantó casillas en Puerto Cook e instalaciones de pesca en bahía Flinders y hasta pensó en la cría de ganado".
 
      Por resolución de las mencionadas autoridades, Vernet obtuvo el 5 de enero de 1828 que le concediera, entre otras propiedades, la isla de los Estados, con el compromiso de colonizarla, pero los sucesos de Puerto Soledad en 1832, que culminaron con la ocupación inglesa de las Malvinas al año siguiente, arruinaron sus actividades y proyectos, y la isla volvió a quedar desierta, salvo el enjambre de navíos extranjeros que la depredaban con la pesca sin control de anfibios y otras especies animales.
 
      Mediante Ley Nacional Nº 269 del 6 de octubre de 1868 le fue concedida al capitán Luis Piedra Buena "la propiedad de la isla denominada Estado, situada sobre el cabo de Hornos, extremidad Este del cabo de San Diego" en premio a la patriótica acción que venía desarrollando nuestro prócer austral; quién la estaba utilizando desde 1860 como base en su actividad de caza de focas y pingüinos, al mismo tiempo que socorría a los naúfragos en la región.
 
      Luego del tratado de límites con Chile de 1881, el presidente Roca adoptó las primeras medidas para ocupar los grandes espacios vacíos de nuestra zona austral. Entre ellas se resolvió instalar subprefecturas marítimas en Ushuaia e isla de los Estados, que no solo sirvieran para cumplir esa finalidad, sino también como punto de apoyo a la navegación interocéanica que cruzaba por el cabo de Hornos y el estrecho de Magallanes; en el presupuesto para 1883 se incluyeron los medios económicos necesarios para llevar a cabo el proyecto.
 
      Para ello fue necesario crear la llamada División Expedicionaria del Atlántico Sur, a cuyo frente se nombró al coronel de marina Augusto Lasserre.
 
      La expedición llega el 17 de abril de 1884 a San Juan del Salvamento (1), levanta los edificios para la subprefectura en dicho puerto, construye un muelle y erige en la costa oeste de la entrada, en punta Lasserre, el faro, que posteriormente hizo famoso Julio Verne con su novela El faro del fin del mundo.
     
       Luchando contra el cruel clima austral y sus grandes tormentas, el faro y las instalaciones básicas de la subprefectura se inauguran el 25 de mayo. A principios de julio fueron completados todos los trabajos. La división permanece en la isla realizando distintas exploraciones hasta el 26 de setiembre, cuando zarpa a Ushuaia, dejando una pequeña guarnición de 24 hombres, más 10 penados enviados por la Penitenciería de Buenos Aires. Será permanente la presencia de condenados a prisión, cuya cantidad se irá incrementando en el futuro.

 

SAN JUAN DEL SALVAMENTO
     Coincidente con la inauguración de las instalaciones de la subprefectura y faro en San Juan del Salvamento, Correos y Télegrafos incluye a este lejano destino, entre los lugares donde enviar correspondencia, utilizando el transporte de la Marina Villarino, que ya realizaba las comunicaciones costeras patagónicas conduciendo pasajeros y carga. Además tenía a bordo una estafeta postal, atendida por un empleado, responsable de entregar y recibir la correspondencia en las poblaciones y parajes servidos.
 
     La importancia del servicio postal lo reflejó el corresponsal del diario La Prensa que acompañaba la división, con estas palabras :
 
     "Cada día que pasa es un siglo, pero felizmente el 10 de setiembre a las ocho de la noche, un cañonazo nos impresionó fuertemente.
     "Poco tiempo duró la ansiedad, pués se hizo oir el pito del "Villarino"  que a esa hora venía entrando, a pesar de la oscuridad profunda que reinaba, y diez minutos después daba fondo entre los buques que formaban la División del Sud, los cuales mandaron de inmediato sus botes a felicitar al comandante Spurr por su entrada nocturna y recibir su correspondencia, que en ninguna parte es tan apreciada como en estas desoladas regiones."
 
       El noble Villarino prestaría importantes servicios en toda la Patagonia, hasta su naufragio en 1899.
 
       Por decreto del 23 de abril de 1890 , el gobierno nacional nombró  gobernador de Tierra del Fuego al Dr. Mario Cornero, quién, mientras permanecía en Buenos Aires aguardando el acuerdo del Senado, que se produciría el 10 de junio y luego poder viajar a mediados del mes siguiente, se preocupa en conocer la realidad y necesidades existente en su nuevo destino. Así, entre diversas  iniciativas y trámites que realiza, para proporcionar mayores adelantos y comodidades al territorio fueguino, obtiene la instalación del servicio postal en su territorio, mediante la creación por resolución del 25 de julio de 1890 de tres estafetas localizadas en, Ushuaia, San Sebastián y San Juan del Salvamento; estas dos últimas con carácter ad-honorem.
 
     El Factor de Correos, del 10 de agosto siguiente, publica :
 
                  " Creación de oficinas
                   En San Juan de Salvamento, Ushuaia y San Sebastián, debiendo regentearlas,
                   respectivamente, los señores Francisco Villarino, Arturo Coronado y José 
                   Porcel."
 
      Como en otros casos ocurridos en aquel tiempo: Puerto Santa Cruz, Puerto Deseado y Río Gallegos, al instalarse en ellas una  estafeta postal, se designó como  administrador o encargado de la misma, al subprefecto de la Subprefectura local, aprovechándose la presencia del citado funcionario, que  pertenecía al gobierno nacional.
 
      Aunque en esta circunstancia no se menciona,  seguía vigente el espíritu de esas resoluciones anteriores , donde refiriéndose a la conveniencia de este tipo de nombramiento, se expresaba "por no asignar el presupuesto una partida para la creación de una estafeta en esa localidad, y que su población es tan escasa, que tampoco la requiere".
 
      Cornero, en la  Memoria de la Gobernación de Tierra del Fuego, elevada al Ministro del 
      Interior el 15 de abril de 1891, informa  en el capítulo Correos :
       "Tampoco existía en Tierra del Fuego una comunicación directa con Buenos Aires. Eramos tributarios de Chile, pués las cartas iban y llegaban a Punta Arenas en donde se franqueaban con las estampillas de aquella República, interviniendo en todas las operaciones postales los empleados extranjeros. Esta irregularidad no podía subsistir y me bastó señalarla al señor Director General de Correos y Telégrafos, Dr. Zeballos, para que fuera subsanada en el acto, creándose las oficinas de Ushuaia, San Sebastián e Isla de los Estados....Estas estafetas prestan ya importantes servicios....."  La inauguración del servicio en Ushuaia se produjo el 6 de febrero.
                                                                                                  
       Estos últimos datos son importantes, porque determinan claramente que, el capitán de fragata Francisco Villarino fue el primer encargado de la flamante estafeta, pués está documentado que venía desempeñándose como subprefecto en San Juan del Salvamento desde 1886, permaneciendo en su puesto  por lo menos hasta  mayo de 1891.
 
       Según Belza, el 5 de agosto de 1890, Cornero resolvió instalar una oficina policial en Puerto Cook, nombrando oficial interino al escribiente Colombres. Siempre refiriéndose a Cornero, asevera "El 6 de febrero de 1891 inauguró el servicio de correos desde la oficina de Ushuaia y más luego lo hizo organizar en San Sebastián e isla de los Estados por medio de la policía".
 
        Sin embargo, en el documento citado por Belza, existente en el Archivo General de la Nación, indica la creación de una oficina policial y  que la tarea de Colombres sería "para la vigilancia y dirección de los penados que, por diversas causas, son enviados a dicha isla por sus jueces....",  destinados en San Juan del Salvamento.
 
       En el caso de San Sebastián, es correcto, ya que Porcel era comisario de policía del lugar al momento de su designación como encargado de la estafeta. Pero nos surgen dudas respecto a la isla de los Estados, porque el nombramiento realizado por un poder superior al Gobernador, había recaído en Villarino, autoridad nacional del único centro poblado en la isla, quién continuaba allí al momento de iniciarse el servicio, resultando poco probable que no se respetara dicha resolución, cambiándolo por otra persona.
 
       Enfermo,Villarino fallece en Buenos Aires el 29 de octubre de 1891, a los 55 años, dejando esposa y dos hijas casadas.  Poco se conoce sobre él, pero basta saber que fue uno de aquellos primeros y esforzados marinos que contribuyeron a fijar la soberanía en nuestro Sur.
 
       Mediante resolución firmada dos días después por el presidente Pellegrini, nombra en su reemplazo en la Subprefectura al capitán de fragata Carlos Méndez, como su antecesor, otro veterano de los tempestuosos mares australes. Había nacido en España, donde también falleció en 1908, cuando desempeñaba el cargo de cónsul argentino en Marín, Galicia. Existen pocos datos sobre su persona, pero los suficientes para saber que fue quién más años permaneció destinado en ese lugar..
 
     Méndez permaneció en el puesto hasta octubre de 1897, cuando pasa con iguales funciones a Río Gallegos. En su lugar, quedó interinamente a cargo el auxiliar Militar, teniente de fragata Santiago Cressi, figurando en las listas de revista, que el puesto de subprefecto estaba vacante. Esto último demuestra que no se cumplimentó en su momento, lo dispuesto por  decreto del 26 de febrero de 1896, que disponía trasladar a Méndez, nombrando en su reemplazo al teniente de navío Tomás Alegre.
 
        En 1895 se realizó el segundo censo nacional de población, que registró allí 35 habitantes; 14 de ellos presos y 3 familiares que los acompañaban. Además anotó 7 miembros y 1 familiar del personal del faro y  13 tripulantes del vapor Golondrina, que tenía allí su apostadero. Esto permite evaluar cuán escasa era la correspondencia que podía originarse en el lugar.
 
        Tanto en las listas de oficinas de Correos y Telégrafos de los años 1895 y 1896, como en el Presupuesto General de la República Argentina para 1895,  se menciona a San Juan del Salvamento, como la única estafeta existente en la isla.
                            
        Hasta ahora faltan mayores datos para saber como funcionó allí el servicio postal. Para comenzar,  su ubicación podía estar en el despacho del subprefecto o la habitación que servía de oficina. Además necesitaba poco espacio físico, solo el imprescindible para guardar las estampillas postales y los mínimos útiles que se le proveía: el matasellos, algunos sobres y bolsas para despachar a destino las cartas, y algún otro elemento de escritorio.
 
        En cuanto al personal designado para desempeñarse como encargado,  recordando casos similares, podemos afirmar que, no siempre los nombramientos se hacían en tiempo y forma, porque en general llegaban tarde, pués, por los avatares del servicio, quién estaba designado había partido hacia otro destino y, en realidad, quedaba atendiendo la estafeta otra persona, quizás sin el conocimiento inmediato del lejano Correo en Buenos Aires, quién disponía al respecto; agravado esto por las  demoras de los  barcos que llegaban espaciadamente, para comunicar las novedades. Si bien era de  práctica  que las designaciones fuesen realizadas en la persona del jefe de la Subprefectura, éste podía desempeñar el cargo, o hacerlo por medio de un subalterno, quién también lo suplantaba cuando el titular debía ausentarse.
 
      Otro problema existente en ese entonces ha sido que no todos los movimientos de personal quedaron debidamente registrados. Extravíos de documentos, falta de comunicaciones oportunas y también en ocasiones, ignorancia, despreocupación por lo acontecido en parajes lejanos y casi desiertos, dieron origen a hechos en los cuales había dependencias postales que tanto aparecían como desaparecían, sin dejar rastros en los boletines o registros, pués su tratamiento solo se había realizado en un trámite o expediente, que andando el tiempo se destruía por haber vencido el plazo de archivo reglamentario.
 
      El notable escritor Roberto Payró, al visitar San Juan del Salvamento en 1898, memora en La Australia Argentina la presencia de "un poste rojo del correo", o sea un buzón pilar, de los existentes en el exterior de los edificios postales para depositar la correspondencia, aunque en este caso afirma  "naturalmente que ni en Ushuaia ni en San Juan se utilizan; pero producen tan buen efecto......", lo cual no es de extrañar, si tenemos en cuenta las pocas visitas anuales de los barcos que transportaban correspondencia y, en consecuencia, las cartas se despachaban directamente en la oficina casi sobre la salida de los mismos, o bien se confiaban a  tripulantes o pasajeros conocidos, para ser  entregadas en destino con mayor rapidéz y seguridad, y ahorrándose de abonar el franqueo.
 
      Con Payró llega el nuevo subprefecto, el teniente de fragata Luis Demartini, asumiendo de inmediato el mismo día 9 de marzo. En ese momento estaba interinamente a cargo del ayudante Nicanor Fernández.
 
      Un tardío decreto del  30 de mayo de 1898,  oficializa este cambio para el Correo , nombrándose estafetero en San Juan del Salvamento a Demartini con antigüedad al 31 de marzo, en lugar de Méndez.
 
      Demartini es reemplazado por el teniente de navío Elías Romero, nombrado por decreto del 9 de setiembre del mismo año, quién permanece hasta abril de 1899, cuando comienza a figurar como subprefecto, el teniente de navío Zoilo Romero.
 
PUERTO COOK
 
     El clima era tan inclemente, el ambiente tan duro y los medios tan escasos, que hacia marzo de 1899 finalizó el traslado ordenado tiempo atrás, de llevar la Subprefectura y Presidio Militar  de San Juan del Salvamento a Puerto Cook, donde se consideraba existían mejores condiciones de habitalidad. Solo quedó erguido el faro de punta Lasserre.
 
      Con el cambio de ubicación, también es posible que lo fuera el nombre de la estafeta postal, por Isla de los Estados, como se la menciona después, aunque hasta ahora no hemos encontrado la resolución administrativa disponiéndolo. Tampoco podemos dejar de expresar nuestra duda al respecto, y que esta denominación  haya sido fruto de un equívoco, pués era común nombrar indistintamente San Juan del Salvamento o Isla de los Estados, al referirse a un mismo y único lugar. Incluso en la Guía Postal de 1903, con datos del año anterior, solo figura San Juan del Salvamento.
 
       Además, sin determinar fecha, se menciona a Seguro H. Richardson, como primer encargado de Isla de los Estados. No obstante la búsqueda efectuada en las listas de revista de la Subprefectura, Censo Nacional de 1895 y otras fuentes, hasta ahora no encontramos a dicha persona actuando en la zona.
 
       Con el traslado de la subprefectura y presidio a Puerto Cook, advertimos un continuo movimiento de personal, que permanece poco tiempo en ese destino.
 
       Por decreto del 15 de julio de 1899 se nombra jefe del Presidio al mayor de ejército Juan Grandón, y la Subprefectura queda limitada a sus tareas. Además, por decreto del 27 de enero de 1900 , se disponen diversas medidas sobre Prefectura, entre ellas el artículo 2do., donde ordena  ".......y la Subprefectura de Isla de los Estados, que se denominará en lo sucesivo "Estación de Faro y Presidio".....En las listas de revista de 1900, figura como único personal el teniente de navío  Zoilo Romero. Al año siguiente, se lo menciona a Romero como "encargado de construir el faro que se levantará en la isla de Año Nuevo".
 
       Nuestra incertidumbre es, que sucedió entonces con la estafeta  postal ? . Mientras permaneció en San Juan del Salvamento,  los nombramientos recaían sobre el subprefecto. Al trasladarse a Puerto Cook, se modifica la situación con la pronta desaparición de esa autoridad, reemplazada por oficiales de la Marina y el Ejército, que van cambiando continuamente en la custodia de los presos,  los últimos de los cuales serán el teniente de navío Segundo Valladares, y el alférez de navío Clodomiro Matheu a quién sucedieron los hechos de diciembre de 1902.
 
       Quizás uno de los últimos encargados de la estafeta fue el ayudante de la Subprefectura Augusto de la Serna, quién por resolución del 23 de octubre de 1901   "se deja cesante del puesto de encargado de estafeta de 25º. categoría en Isla de los Estados"  con antigüedad al 1o. de octubre del año anterior. En realidad había sido trasladado a Río Gallegos a contar del 1o. de enero de 1900, habiendo permanecido escasos meses en Puerto Cook . Llama la atención que no se nombrara reemplazante, como era usual en estos casos.
 
       Sabemos que de la Serna perteneció a la Subprefectura de Río Gallegos, de ahí pasó a Bahía Thetis en 1893, lugar donde lo censaron en 1895, indicándose que tenía 29 años, natal de Entre Ríos y que vivía con su esposa y una hija. En 1898 Payró lo encontró como jefe del faro de punta Lasserre, dedicándole unas líneas en su libro. Permaneció allí hasta su traslado a puerto Cook.
 
     A fines de 1901 el Gobierno Nacional dispuso cambiar de posición el faro existente en punta Lasserre, llevándolo a la isla Observatorio del grupo de las islas de Año Nuevo, pués si bien la luz llegaba a unos 24 kms., no era visible en ciertas direcciones. El 30 de setiembre de 1902 se clausuró el viejo y legendario faro, y al día siguiente comenzó a funcionar la nueva y moderna guía luminosa nocturna, en un mejor emplazamiento, y con mayor proyección de luz, para beneficio de la navegación.
 
      Además, junto con las instalaciones meteorológicas, y en cumplimiento de aspiraciones del Congreso Internacional de Berlín de 1899, se erigió allí una estación magnética, ambas con los instrumentos más modernos que se conocían, cuya construcción y  funcionamiento fue puesto a las órdenes del teniente de fragata Horacio Ballvé.
 
       Durante 1902, invocando razones de seguridad, disciplina y hasta de humanidad, se decidió la mudanza del presidio militar a Ushuaia.
 
       En los últimos días de noviembre de 1902, Valladares, jefe de Puerto Cook,  partió en el transporte Ushuaia con el primer grupo de presidiarios, quedando a cargo Matheu, circunstancia que fue aprovechada por varios de los restantes reclusos para sublevarse el 6 de diciembre, quienes luego de asesinar a cuatro miembros de la custodia y quemar la documentación del establecimiento -y quizás lo que aún pudo existir de la estafeta postal-, fugaron en dos balleneras y un bote salvavidas hacia la isla Grande de Tierra del Fuego, con la intención de llegar a Chile.
 
       El 10 de diciembre regresó el Ushuaia a Puerto Cook, y ello permitió dar la alarma. Para entonces, la construcción del telégrafo nacional a cabo Vírgenes, llegaba a Río Gallegos, posibilitando avisar a Buenos Aires para la pronta remisión de los refuerzos necesarios para capturar a los evadidos.
 
      A principios de 1903 concluyó el desarme de los edificios de madera y zinc, completándose el traslado al nuevo destino.
 
      Por resolución del 10 de setiembre siguiente, el Correo dispuso clausurar las estafetas Isla de los Estados y San Juan del Salvamento, en ambos casos por "haber quedado despoblado este paraje desde principios de año, por cuya causa no funcionan desde entonces".
 
       En el libro de reorganización del personal de correos de 1906 comienza a figurar nuevamente San Juan del Salvamento como estafeta, sin que se haya logrado establecer la resolución y fecha que dispuso su reapertura al servicio público, y que nunca llegó a concretarse, quizás al advertir años después esta situación, por innecesaria, fue clausurada por resolución del 26 de julio de 1916.  Quizás esto podría estar relacionado con la instalación hacia 1904 de una industria de grasería, utilizando pingüinos y lobos marinos, y saladero de cueros, perteneciente a la firma Del Viso, de Buenos Aires, que funcionó algún tiempo, pero en Puerto Cook . Sin embargo, el negocio fracasó, y fue abandonada. Aquí tampoco hallamos una indicación administrativa, que vincule ambos hechos.
 
 
ISLA DE AÑO NUEVO
 
        No obstante carecer de una estafeta, el personal destacado en la isla Observatorio estaba comunicado postalmente por medio de los barcos de la Marina que los ponía  en contacto con el mundo exterior, permitiéndoles recibir y despachar su correspondencia. En esos años eran  visitantes conocidos y aguardados ansiosamente en cada uno de sus periplos australes, los transportes navales Santa Cruz, Guardia Nacional y 1º. de Mayo, además de otros ocasionales.
 
        En la memoria anual de 1910, el gobernador fueguino Manuel Fernández Valdés informa "el presupuesto asigna a este territorio las siguientes estafetas.....tercera categoría San Juan de Salvamento......donde no existe ningún habitante" ,  y más adelante, agrega  "El transporte "Piedrabuena" de la Armada Nacional al servicio de la gobernación mantiene las comunicaciones entre Punta Arenas, Ushuaia, puertos del Beagle, Año Nuevo. Las estaciones radiográficas están terminadas y la de cabo Vírgenes debe terminarse en estos días".
 
        Este último párrafo se refería al programa que venía desarrollando la Marina, para incorporar a su flota el moderno sistema de radiotelegrafía, de gran valor estratégico, que les permitiera comunicarse directamente entre sí, bases  y barcos.
 
       Hasta entonces en la Patagonia solo existía el Telegráfo Nacional a cabo Vírgenes, inaugurado en enero de 1903, con oficinas a todo lo largo de la costa atlántica. En aquel tiempo había sido un gran adelanto, pero igual obligaba a los barcos acercarse a tierra, cuando necesitaban enviar y recibir noticias. El nuevo sistema los independizaba ventajosamente en todo sentido. Como los equipos para radiotelegrafía existentes tenían alcances limitados, fue necesario crear estaciones costeras,  en los puntos considerados  más útiles y apropiados, en especial el extremo sur patagónico: cabo Vírgenes, Ushuaia y Año Nuevo.
 
       Al elegirse una en las islas de Año Nuevo, se tuvo en cuenta su ventajosa ubicación, como también que ya existían instalaciones propias, que además del faro, incluía el observatorio, cuyos datos científicos, sobre todo los meteorológicos, resultarían muy útiles si eran enviados diariamente a Buenos Aires.
 
        La construcción de la estación radiotelegráfica estuvo a cargo del inspector de radiotelegrafía de la Armada, teniente de navío Pedro L. Padilla, quién llegó el 8 de enero de 1910. Incluyó su correspondiente torre para la antena, de 40 metros de altura sobre el suelo y a 70 sobre el nivel del mar. Para levantarla,  fue necesario cavar más de 2 metros en la capa de turba, hasta encontrar terreno firme, donde asentar los cimientos de la torre. Su alcance de radio estaba estimado entre 500 a 700 kilometros. A fines de febrero comenzó a efectuar sus primeras comunicaciones, obteniendo excelentes resultados, superiores a los esperados, pués recibió despachos trasmitidos directamente por la de Puerto Militar, en las cercanías de Bahía Blanca, situada a 1.770 kilómetros de distancia.
 
       Además del servicio oficial,  en junio comenzó a prestar servicio público al personal destacado allí,  al igual que el perteneciente a los buques de la Armada, y viajeros ocasionales que bajaran a tierra, y necesitaran utilizarlo, para lo cual debían abonar la tarifa telegráfica interna establecida por Correos y Telégrafos. Estos telegramas particulares, se trasmitían a la estación  Cabo Vírgenes, donde se transferían a la  oficina de Correos y Telégrafos del mismo lugar, quién los encaminaba a destino.
 
       Por resolución del 10 de febrero de 1915 se creó la estafeta denominada Isla de Año Nuevo, cuyo primer encargado fue José Paz, quién  revistaba como auxiliar 1º del observatorio, el cual se clausuró  dos años después. No existen datos conocidos sobre otros encargados posteriores. Hacemos notar el error del nombre impuesto, porque sabemos que la isla de Año Nuevo no existe como tal, por el contrario, es el asignado a un grupo de islas, al que pertenece la isla Observatorio, donde en realidad se la instaló, y cuyo nombre debió dársele.
 
        La estafeta funcionó varios años, figurando aún en la guía de Correos y Telégrafos editada en enero de 1930. Por resolución del 24 de diciembre siguiente, es clausurada con antigüedad al 3 de octubre del mismo año. Esto se produjo, porque previamente se retiró en forma definitiva al personal que continuaba atendiendo el faro y la estación radiotelegráfica, uno de cuyos miembros también estaba a cargo de la estafeta de Correos, estimando que esto ocurrió alrededor de 1929, pués  en La Prensa de Buenos Aires, del 23 de febrero de 1930, al publicar una fotografía del faro, expresaba que no tenía personal.
 
        Entonces la isla de los Estados y sus adyacencias quedaron solitarias, azotadas por los vientos y solo habitadas por la escasa fauna sobreviviente de las sangrientas matanzas realizadas con fines comerciales.
 
        Aún quedan algunos restos visibles de los asentamientos humanos que allí existieron, motivo para periódicas visitas de investigadores y periodistas transportados en embarcaciones de la  Prefectura Naval Argentina y de la Armada Argentina. Esta última mantiene desde 1978 en Puerto Parry un pequeño destacamento de vigilancia y ayuda a los visitantes. El personal se renueva periódicamente y no posee facilidades postales.
 
 
         
LA ISLA DE LOS ESTADOS EN LA FILATELIA.
 
LOS MATASELLOS
 
        Son de una gran rareza.  Por las razones ya explicadas, fue muy escasa la correspondencia que se despachó, franqueada y matasellada en las estafetas. Solo se conoce, hasta ahora, una estampilla de 5 centavos, donde quedó estampado "N  DEL SALVAME", fragmento de "SAN JUAN DEL SALVAMENTO", y se encuentra en la colección filatélica del Dr. M. Guido Pinasco Acuña, en Buenos Aires. La estampilla estuvo en circulación entre  1889  y 1892 , y por lo tanto la aplicación se efectuó en los primeros tiempos de la estafeta. El modelo de matasellos corresponde a los fabricados y utilizados en la última década del siglo XIX.
 
        El otro testimonio, es una tarjeta postal ilustrada con una alga marina, que tiene adherida una estampilla postal de 5 centavos, emitida en 1917, sobre la cual se aplicó el matasellos doble círculo "ISLA DE AÑO NUEVO / 16 OCT 1917 / (TIERRA DEL FUEGO)". Pertenece a la colección del filatelista Eduardo Premoli, también de Buenos Aires.
 
LOS MEMORÁNDUM
 
         Consideramos la presencia de Manuel García Fernández al frente de la Dirección General de Correos y Telégrafos durante el período 1898-1904, como una de las más fructíferas en utilizar los enteros postales (tarjetas, memorándum y cartas postales), para difundir dentro y fuera del país motivos patrióticos, paisajes y aquellos aspectos que permitían exhibir nuestro grado de adelanto.
 
          En esa época la impresión de valores postales se realizaba mediante contratos con la Compañía Sudamericana de Billetes de Banco con sede en Buenos Aires, que siempre se destacó por realizar trabajos de muy buena calidad.
 
          Como años anteriores, a pedido de las autoridades postales,  el 16 setiembre de 1901,  el presidente Julio A. Roca firmó la resolución disponiendo se emitieran memorándum para ser empleados en los envíos de felicitaciones y saludos con motivo de las próximas fiestas de Navidad y Año Nuevo.
 
            Se imprimieron en los valores de 5 y 15 centavos, sobre papel fuerte satinado. En el anverso, llevan la Cabeza de la Libertad, obra de Eugene Oudiné, en color verde amarillo para  5 ctvs., y azul para 15 ctvs.
 
            Para el reverso, se utilizaron 54 vistas distintas en dos series: 17 de la Armada Argentina y 37 de paisajes. Cada una de las vistas de paisajes fue impresa en dos juegos de colores: uno en castaño y amarillo verdoso, mientras el otro en verde y gris lila.
 
             En total se imprimieron 709.000 de 5 ctvs., y 154.000 de 15 ctvs., poniéndose a la venta el 5 de diciembre de 1901.
 
             De la especie de 15 ctvs., se resellaron 108.126 unidades el 27 noviembre de 1902 para rebajarles el valor a 5 ctvs., poniéndolos a la venta al mes siguiente.
 
            Entre los paisajes, se encuentra una fotografía de "ISLA DE LOS ESTADOS - VANCOUVER".
 
            Por lo tanto, de esta vista, entre  valores y colores diferentes, existen 6 piezas distintas.
 
 
UN MATASELLOS ESPECIAL
 
            Dispuesto por la Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, fue aplicado en Buenos Aires en mayo de 1984, con motivo del centenario de la instalación de la Subprefectura en la isla de los Estados.
 
 
EL FARO FIN DEL MUNDO-I
 
            Correo Argentino puso a la venta el 31 de mayo de 1997 una serie de estampillas ilustradas con faros argentinos, entre los cuales incluyó una dedicada al Faro San Juan de Salvamento, con valor de 75 centavos, diseñada por Néstor Martín e impresa por la Sociedad del Estado Casa de Moneda en Buenos Aires, por el procedimiento offset, sobre papel sin filigrana y en cuatro colores, citocromía. La ilustración  que contiene, no corresponde al que realmente existió, pués si bien el edificio es igual, nunca tuvo el faro elevado allí dibujado.
 
 
EL FARO FIN DEL MUNDO-II
 
              Por su parte el Correo Francés dedicó un sello de 3 francos y equivalente 0,46 euro, al Le Phare du Bout du Monde (Faro del Fin del Mundo), puesto en circulación el 1o. de enero del 2000. Fue diseñado por Claude Andréotto e impreso en heliograbado, utilizando los colores beige, amarillo, azul, blanco y negro. La ilustración muestra el faro, como también una reprodución del mismo, construída en La Rochelle (Francia).
 
 
 NOTA
 (1)  Lo encontramos nombrado indistintamente San Juan de Salvamento o  San Juan del        
      Salvamento, pero utilizamos siempre el último, por ser el topónimo correcto, salvo cuando transcribimos
      textos, donde respetamos la ortografía original.        
 
           
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA CONSULTADAS
 
Archivo Departamento de Estudios Históricos Navales. Buenos Aires.
Archivo General de la Armada. Buenos Aires.
Archivo General de la Nación. Buenos Aires.
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BELZA, Juan E. En la isla del fuego. 3 tomos. Buenos Aires, 1974/77.
BELZA, Juan E. Romancero del topónimo fueguino. Buenos Aires, 1978.
BORGIALLLI,  Carlos. Recuerdos de un duende que navegó en la costa Sur: Capitán Villarino 
        en  La Argentina Austral  (Recopilación 1929-1968). Tomo III.
BRUMATTI, Humberto  El Correo en la isla de los Estados  en   Revista Patagónica Nº 50 .Buenos Aires,
       Julio-Setiembre 1991.
Caras y Caretas  No. 603. Buenos Aires, 23.04.1910.
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DELUCA, Antonio. Sellos y otros valores postales y telegráficos argentinos. Tomo II. Buenos Aires, 1941.
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        Buenos Aires,  enero de 1998.
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       Filatélico de Liniers. Nos. 24 y 25. Buenos Aires, Enero/Abril  y Mayo/Agosto 1992.
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ROUSSEAUX, Prefecto Gral. (R.E.) Andrés R.   Le agradecemos el generoso aporte de sus investigaciones
        y  notas, sobre el personal que se desempeñó en la Subprefectura de la isla de los Estados.
VAIRO, Lic. Carlos Pedro.  La isla de los Estados y el faro del fin del mundo. Buenos Aires 1998.
 

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