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   Guillermo Lambert

TESTIMONIOS:  El Viaje

        Aquí, el relato que nos dejaron algunos testigos que, desde a bordo o desde tierra, presenciaron el hundimiento del “Magallanes” casi sin estrenarse como Transporte Nacional. El padre salesiano José Maria Beauvoir, uno de los pasajeros, iba en viaje a Santa Cruz donde  estaba la iglesia a su cargo. El doctor Polidoro Segers que había sido médico del Hospital de Niños de Buenos Aires, viajaba junto a su familia para establecerse en Ushuaia.

Padre Beauvoir6: “Hacia dos meses que los diarios venían anunciando la salida del Magallanes para las costas del sur, del 20 al 30 de Abril. Pero como no zarpaba en los días fijados, todos comenzaron  ha hacer conjeturas... Finalmente el 5 de Junio recibimos orden de embarcar. Yo tenia  todas mis cosas a bordo y  no tuve mas que subir. Me acompañó hasta el puerto don José Fagnano7, llegado el día antes de Chile. El vapor salió a las diez de la mañana. Habían pasado algunas horas cuando no sé por que entorpecimiento de la maquina; nos detuvimos en alta mar8. Al  siguiente día se descompuso otra parte de  la  maquina y perdía  tanto vapor que apenas podían moverse los émbolos. Tuvimos que parar por tercera vez por reparaciones y llegamos a Patagones, como Dios quiso, después de cuatro días, el 9 de Julio, fiesta de Corpus Christi. Mi inesperada llegada causó gran regocijo en el colegio salesiano.

Descansé y me repuse  un poco durante nueve días, al cabo de los cuales nos pusimos de nuevo en viaje con los peores  presentimientos. Estaba tan poco seguro de llegar a Santa Cruz que entregue a los hermanos de Patagones algunas limosnas que me habían dado para decir Misas.”

        En ese puerto se desembarcaron pasajeros y la carga consignada, como asimismo la artillería del buque, por orden del Jefe de la Escuadrilla de aquel punto, Capitán de Fragata Martín Rivadavia9. Se embarcaron con destino a Punta Arenas, 28 mulas y 300 carneros en pie, los que fueron alojados en el piso del sollado de la bodega de proa.

        Aparejado el buque para continuar con destino a los demás puertos del sud, el 21 de junio muy temprano dejó el Carmen , salvando la barra el 22 a primera hora.

Padre Beauvoir: “No bien abandonamos el río, las olas comenzaron a agitarse, especialmente delante  del Golfo de San Matías. Sufrimos mucho hasta que entramos al Golfo Nuevo y arribamos a Puerto Roca. Desembarcamos  pasajeros y víveres destinados a la Subprefectura y colonia del Chubut. Al amanecer del día 24 salimos de puerto y navegamos todo el 25 y parte del 26 por el peligroso Golfo San Jorge.”

Al picar la costa próxima al Golfo de San Jorge, el buque fue muy combatido por un temporal que de pronto sobrevino e hizo trabajar mucho al Magallanes, perdiéndose dos gallineros con aves, cuarenta carneros y muchas otras cosas que estaban en cubierta se fueron al mar.

        Al través de Cabo Blanco navegaron a vista de costa, dentro de lo que era posible. La visibilidad escaseaba Cuando el viento del este arrojó lejos a la  niebla, comenzó a nevar. No era  un nevazón de esas que en poco lo dejan todo blanco, era un nevar intermitente.

        Convenía mantenerse cerca para  no pasarse de largo. Cuando la vecindad era cierta para el Comandante, este ordenó que se alistaran los botes, mientras se levantaba presión en la caldera de la lancha. No bien se echaran anclas, comenzarían las operaciones de desembarco y descarga.

        El viento había cedido casi por completo. La temperatura era extremadamente baja. A ratos nevaba. Era la una y media de la tarde y el Magallanes estaba en la desembocadura del Deseado

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