Poco antes de 1945 se
inicia la explotación de una calera, ubicada en el campo Schajman, se
crea el Escuadrón 36 “Esquel”, primer escuadrón de Gendarmería
Nacional en la zona, comienza a funcionar el Hipódromo de Esquel y se
funda la Liga de Fútbol Oeste del Chubut. La línea de edificación de
Esquel estaba interrumpida por amplios baldíos sin ninguna clase de
cerco, aún en sus calles céntricas, todas de ripio o tierra.
Escaseaban las veredas y abundaban los predios cerrados con un alambre
tejido.
1945, año de cambios
Grandes cambios ocurrían en el mundo, Argentina y Esquel en 1945.
En mayo, la derrota definitiva del nazismo pone fin a la guerra en
Europa con su devastación general y el horror de los campos de
exterminio. En agosto, Estados Unidos lanza las bombas atómicas en Japón
e impone la rendición del Imperio sin condiciones. En Argentina, la
movilización popular del 17 de octubre obraría como una bisagra en la
historia nacional: el arribo definitivo del peronismo a la escena política
y su presencia excluyente durante toda la segunda mitad del siglo XX.
Estos procesos no son indiferentes a los esquelenses y a los medios de
prensa locales.
Pero el año depararía nuevos logros. Diversos acontecimientos
reflejaban los emprendimientos comprometidos de los pobladores en pos de
un progreso que aparecía como irreversible.
En 1945 el periódico “Esquel” se convierte en diario con la dirección
de Luis Feldman Josin.
Se inaugura el Aeropuerto de Esquel, donde ya desde en 1944, Líneas Aéreas
Del Estado había inaugurado su primer servicio desde Buenos Aires con
escalas en Santa Rosa, Neuquén y Bariloche.
Julián Ripa organiza con algunos vecinos el Instituto de Enseñanza
Secundaria, desempeñando durante 7 años el cargo de rector, ad
honorem, como el resto de los profesores. Los alumnos no viajarían
a otras ciudades, especialmente Trelew, para recibir educación
secundaria.
El 25 de mayo de 1945, con la inauguración del tramo de ferrocarril de
trocha económica entre El Maitén y Esquel, se quebraba el aislamiento
geográfico. El tren, tan ansiado, tantas veces reclamado en las décadas
anteriores, podía conectar a la comarca con Buenos Aires, se recibirían
mercaderías vía Ingeniero Jacobacci y la riqueza regional, expresada
en lanas y cueros, podrían salir de la estación Esquel dejando atrás
las viejas tropas de carretas. Sin embargo, la llegada por tren de
harinas baratas permitirá a Molinos Río de la Plata adquirir molinos
como el Weber, de Esquel y liquidar el circuito de producción triguera
y las moliendas en la región en pocos años.Beatove recuerda que el
ferrocarril intensificó
los viajes. Algunos pasajeros reservaban camarotes desde Jacobacci. Hacían
el viaje a Buenos Aires en sólo tres días. En Esquel se acumulaban
fardos pero el trasbordo en Jacobacci, por la diferencia de trocha, se
tardaba y encarecían los precios. Cerca del ’50 se concentraban unas
5000 toneladas de la zona, más la producción de la gran estancia de
Leleque, casi 1000 toneladas propias, que se cargaban en el tren.
Calcula que toda la región llegaba a producir cerca de 20000 toneladas,
casi el doble de la producción actual.
Todos estos hechos, indicadores del crecimiento general y la ruptura del
aislamiento geográfico, eran consignados en los medios de prensa con
fervor, incluso como resultado de incesantes reclamos de pobladores, de
los que la prensa se había hecho eco desde el primer momento. El
progreso estaba al alcance de la mano. Tales logros justificaban la
esperanza de los vecinos. La escuela media posteriormente se
oficializaba dando origen a la Escuela Normal de Maestros. El aeropuerto
crecería en su movimiento de líneas aéreas hasta las crisis de fin de
siglo. En cambio, el ferrocarril, si bien permitiría un auge del
transporte particular y el desarrollo comercial, dejaría sabores
amargos, tanto por la construcción de su línea, anacrónica y poco
después deficitaria y con menores ventajas, como por los cambios
impuestos al circuito de producción cerealera que había caracterizado
a toda la región.
|