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Faro del Fin del Mundo

construcción de una réplica del viejo faro de Punta Lasserre
en la isla de Los Estados

Texto de la entrevista al navegante André Bronner, publicada por el diario "La Capital" de Mar del Plata, el 15 de setiembre de 1997, bajo el título "En Isla de los Estados - Buscan reconstruir el faro del fin del mundo", no registra autor.

    El explorador francés André Bronner, quien comparte con su compatriota Julio Verne una idéntica e imaginativa pasión por la aventura, visita la Argentina para ultimar detalles de su proyecto de reconstrucción del "faro del fin del mundo", en la austral Isla de los Estados.

     La iniciativa consiste en levantar dos réplicas exactas del Faro de San Juan de Salvamento, desactivado en 1902, y del que hoy sólo subsisten rastros, que serán instaladas una en su lugar original y la otra en La Rochelle, ciudad francesa donde reside el marino, y cuyas luces serán prendidas simultáneamente el 1 de enero del año 2000.

    "Para mí se trata de un proyecto muy ligado a lo sentimental, porque es importante seguir soñando, y para que especialmente los niños comprendan que se pueden hacer cosas sin perseguir una rentabilidad monetaria", aseguró Bronner. Deportista, profesional de las regatas de barcos a vela - en 1986 fue campeón mundial de la especialidad en Helsinski, Finlandia- Bronner está acostumbrado a manipular cabos y cabrestantes, arriar paños o a mantenerse firme en el timón cuando las olas embravecidas rompen contra la cubierta. Residente desde hace 20 años en La Rochelle, ciudad puerto del sureste de Francia, el marino cruzó 10 veces el océano Atlántico, además de viajar a la Antártida y, en dos oportunidades, al sur argentino. "Yo era decorador, pero a los 20 años opté por el mar y los viajes", enfatizó.

    "Soy una persona que sueña y cuando tengo un sueño fuerte me esfuerzo por transformarlo en realidad: cuando visité el sur de este país, incluida la Isla de los Estados, me conmoví. Ese espectáculo de la naturaleza, el paisaje y la fuerza de los elementos son casi únicos en el mundo y hay que preservarlos", puntualizó. En 1994, la primera vez que pisó la isla donde se erigía el faro inmortalizado por Julio Verne, Bronner estuvo a punto de morir de hambre y frío al perder el rastro de la expedición que integraba y deambular durante cinco días solo, sin alimentos ni ropa adecuada, huérfano de brújula y mapas salvadores.

    "Cuando escapé de la muerte, que pasó muy cerca, la vida se me transformó en una luz y fue en ese momento que se me ocurrió la idea de prender nuevamente la luz del faro", relató.

    En Francia, donde Bronner organizó la Asociación del Faro del Fin del Mundo, que ya tiene cerca de un millar de socios, el explorador consiguió el apoyo del gobierno de su país, además de las alcaldías de La Rochelle y de Nantes, lugar de nacimiento de Verne, y del Comité Nacional de Desarrollo de la Madera, que colabora en los aspectos técnicos.

    La empresa gala "Pinault" donó la madera, 30 metros cuadrados del tipo "redcedar", oriunda de Canadá, que es resistente y no se pudre por acción del agua, de la nieve o del hielo, en tanto que la Unión Minera de Francia aporta el cinc necesario para la construcción del techo de ambas réplicas.

    En cuanto a la luz del faro, la empresa EDF brinda sin cargo el estudio integral y la instalación de los paneles solares que durante el día cargarán las baterías, para luego por la noche iluminar la zona costera.

    La construcción concreta del Faro, en el caso de La Rochelle, estará a cargo de la compañía "Perrault", con larga experiencia en el mantenimiento de numerosos monumentos históricos de Francia, entre ellos la Place Vendóme y el Palacio de Versailles. "Para levantar las dos réplicas vamos a respetar escrupulosamente el original, para lo cual nos basamos en la única forografía existente del Faro, tomada por la expedición científica belga comandada por Adrian De Gerlache, que visitó la Isla de los Estados en 1898", subrayó Bronner, quien remarcó que la construcción tendrá 6,5 metros de alto por 8 de ancho.

    En este viaje, el explorador francés aspira a culminar las negociaciones con las autoridades argentinas -Ministerios de Relaciones Exteriores y de Educación, Secretaría de Cultura de la Nación, Municipalidad de Ushuaia y la Armada- que inició hace un año. Luego todo estará listo para comenzar los trabajos en la Isla de los Estados a fines de este año y culminar la obra hacia marzo de 1998.

    "Para ese momento queremos organizar un concurso de dibujo para chicos en edad escolar sobre Julio Verne y el Faro del Fin del Mundo, cuyo premio es un viaje a Francia no sólo para el niño cuyo trabajo sea ganador, sino para todo su curso", destacó Bronner y aseguró que ya hay varias empresas francesas radicadas en el país que apoyan su proyecto.

    "Yo quiero que el Faro del Fin del Mundo sea patrimonio de toda la humanidad: me gustaría que su luz sirva para defender a la naturaleza y que ese lugar no sea perjudicado por el hombre, que permanezca salvaje como hasta ahora y que ni siquiera se permita la instalación de una hostería", declaró.