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Faro de Punta Lasserre
 
(Continuación)

    "Las horas de luz eran muy pocas, pero aquellos hombres las aprovechaban sin descanso y algunas veces, aun con noche cubierta, al resplandor indeciso de los bombillos de aceite, trabajaban empeñosos y satisfechos por los visibles progresos que realizaban cada día.

    "Concluído el muelle y la escalera, toda ella de pino de tea, se principió a voltear el bosque que cubría una meseta que bordeaba la barranca. Y no fué trabajo fácil de arrancar de raíz los millares de árboles que la cubrían y aplanar luego aquel terreno de extendida superficie.

    "Desde el amanecer se oía el ritmo de aquel trabajo sin descanso; los golpes de las hachas, el caer de los troncos, la quebrazón de los ramajes, se unían al discorde concierto de los vientos, de los oleajes y del eterno bramar de las rompientes, y era de ver el cuadro en las horas de nevada, en que los trabajadores semejaban hombres de mármol en continuo movimiento. Blancos los árboles, blancas las montañas, blanco el terreno y seguían cayendo los copos de nieve, emblanqueciendo la atmósfera, el cielo, todo aquel conjunto.

    "Lista y aplanada la meseta y concluído el muelle y la escalera. se incició el transbordo de todo el material que tenía en sus bodegas la "María T.". Entonces cambió la escena: cesó el ruido de los hachazos y los grupos de hombres que antes se amontonaban en la meseta se convirtieron en interminables cadenas de seres que subían por la escalera conduciendo listones, cal, barriles, ladrillos ... y allá, en el puerto, el ir y venir de las embarcaciones, la lucha de los marineros para atracar al muelle entre aquellas aguas agitadas. ¡ Qué faena, pero también que gente corajuda, nada los arredraba ! Aun parecía que las inclemencias de la región y sus peligros duplicaban el entusiasmo.

    "En el peñón, donde se construía el faro, era también ruda la faena, penoso el acarreo por la distancia y la pendiente, pero todo se allanaba, los obstáculos se vencían y el edificio circular con sus grandes vidrios, que debía alejar la gran linterna, se levantaba y definía su forma, entre el clamoreo de bandadas de aves marinas, que durante las horas de trabajo revoloteaban, como manifestando su temor o sorpresa.

    ".... Y llegó por fin, el 25 de mayo, día señalado para la inauguración del faro y esa mañana todo estaba terminado en el peñón.

    "La torre circular lucía su techo de hierro galvanizado que, en forma de cono, levantaba su vértice a varios metros de altura. Un mástil de 25 metros atravesaba el centro del edificio y servía de eje al tambor y grada donde iban colocadas nueve lámparas con sus correspondientes pantallas enfocadas sobre un gran reflector común, combinación de luces que iban a constituir el faro y que abarcaba un sector de 93 grados visible a 14 millas de distancia. Todo esto a 60 metros de elevación sobre el abismo.

    " ¡ Aquél fué un verdadero día de fiesta ! Por todas partes se veían flamear las banderas. Desde el peñón se divisaban los buques engalanados. Las salvas de artillería mezclaban sus voces marciales con los rugidos del mar y el silbido de los vientos. Las rompientes bordeaban de espuma los escollos y allá en el cielo, entre nubes desgreñadas, brillaba a intervalos el sol.

    A medio día numerosa comitiva de jefes y oficiales, vestidos de parada, seguidos por grupos compactos de marineros, llegaron al faro. Entre ellos estaban Lasserre, Isurrieta, Méndez, Maymo, Beccar, Ballesteros, Bustos, Saráchaga, Maristany, Fique, Pedrito Reyes y muchos otros que no recuerdo.

    Luego, en un momento oportuno, el coronel Lasserre izó la bandera argentina en el mástil de la farola y nos dirigió la palabra evocando glorias de la patria, ideales de humanidad y de progreso y, entre salvas de aplausos y vivas, declaró inaugurado el faro en nombre del gobierno nacional.

    "Al terminar la oración patriótica, se prepararon las lámparas, se llenaron sus vientres de aceite de colza, se empaparon las mechas, se les dió llama a pequeña altura y levantando gradualmente los mecheros, se llegó al máximo de luz, y cuando cayó la tarde, bien limpios los cristales de la farola, se descorrieron las cortinas y en la noche negra vimos surcar, rompiendo las tinieblas, ancha faja de luz, que quedó fija, protegiendo la navegación por estos parajes..." (1)

NOTAS

1 -  GARCIA BASALO, J.Carlos. Presidio Militar en la isla de los Estados. En: Rev."Todo es
     Historia", Nº 366, pág. 32. "...oficialmente encendido el 25 de mayo de 1884 y que habría de
      apagarse el 1º de octubre de 1902, al comenzar a operar el instalado en la vecina Isla de
      Año Nuevo, más moderno y mejor situado."