autoabastecimiento de repuestos y en los talleres de Cerro
Mesa y El Maitén aún ahora se fabrica gran parte de ellos conformando una
orgullosa tradición del personal
ferroviario.
Las pequeñas locomotoras fueron siempre a vapor ,
generalmente de fabricación extranjera, alimentadas primero a leña y durante
largos años, hasta hoy, con petróleo. En un mundo en el cual el ferrocarril
fue declinando a mitad del siglo XX y en países como el nuestro, sin renovación
del servicio, con políticas oficiales tendientes a reducir su importancia,
estas locomotoras quedaron obsoletas para un servicio eficaz en poco tiempo. A
ello podemos agregar, según informantes ferroviarios, el alto costo o la
imposibilidad técnica de adaptar a este tipo de trocha y de trazado las
locomotoras diesel. Pero la obsolencia de las locomotoras y del material rodante
en general, corre paralelo al avance de rutas cada vez más sólidas y rápidas
y del desarrollo del transporte automotor en la segunda mitad del siglo.
Hoy, el Trocha es patrimonio cultural de la región,
único en Sudamérica y ello acentúa su figura en el imaginario popular y en la
creciente actividad turística. Sólo en 1997-98, según los prestadores de
servicios turísticos, se vendieron cerca de 20.000 boletos para el “paseo”
de pocos kilómetros entre Esquel y Nahuelpan, un paradero a sólo 20 kilómetros
de la primera, en el cual hay una mínima población mapuche dispersa. Hoy
existe sólo un viaje semanal entre Esquel y El Maitén, ahora punto final,
desde que Río Negro cesó su aporte para
el mantenimiento de la línea hasta Jacobacci
El origen del Trocha y su trazado
final
Frente al aislamiento regional, en tiempos en que la
Patagonia se dividía en Territorios Nacionales, conforme a la Ley de 1884,
surge entre los pobladores una serie de intentos serios por quebrarlo, y
entonces cobra relevancia la necesidad de concretar la construcción de líneas
férreas que comuniquen a la región con Buenos Aires. ¿ Qué posibilidades se
brindaban a principios de siglo ?
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